Influenza: Su impacto durante la temporada invernal
y recomendaciones para su prevención
M.C. Luis Alberto Cuevas Barrera
Jefe de Epidemiología Hospital PueblaCed. Posg. 8189476
Dr. José castell Martínez
Asesor de Vigilancia Epidemiológica Hospital PueblaCed. Esp. 7288722
Durante el periodo comprendido entre los meses de Octubre a Marzo se originan en nuestro país descensos considerables en la temperatura ambiental, lo cual impacta de manera negativa en la salud poblacional desencadenando enfermedades del tracto respiratorio a las cuales se conocen como infecciones respiratorias agudas (IRA). Estas pueden tener distinto origen etiológico, es decir, estar siendo causadas por una variedad amplia de microorganismos que pueden ser bacterias, virus e incluso hongos.
Uno de los agentes microbianos más comúnmente reportados como causantes de este tipo de enfermedades (respiratorias), es el virus de la Influenza, que en México cobró una importancia a nivel nacional desde del año 2009, cuando se presentó la recién pandemia por este virus.
La Influenza es una enfermedad infecciosa, aguda y contagiosa, causada por un virus, que ataca a las vías respiratorias y que se caracteriza principalmente por fiebre, cefalea y tos. El virus de la Influenza se puede dividir en tres tipos: A, B y C. El tipo A se clasifica de acuerdo a las combinaciones de proteínas de su superficie (Hemaglutinina y Neuraminidasa); con estas proteínas se pueden generar combinaciones desde H1N1 hasta H16N9, dentro de las cuales, solamente 3 subtipos de Hemaglutinina (H1, H2, H3) y 2 de Neuraminidasa (N1 yN2) son capaces de afectar al humano. En México los subtipos circulantes son H1N1 (pdm 09), H3N2 y el tipo B.
El modo de transmisión son gotitas de saliva de pacientes previamente infectados con el virus que expulsan al entorno cuando tosen, hablan o estornudan, teniendo un periodo de transmisión entre dos a tres días desde el inicio del cuadro clínico en adultos y hasta de siete días en niños. De 2009 a la fecha, históricamente la influenza ha tenido un incremento de casos de forma bianual, así en la temporada 2015-2016 se registraron 9,580 casos sospechosos de influenza en las Unidades de Salud Monitoras de Influenza (USMI).
Desde la Influenza Española en 1918, los grupos de edad principalmente afectados por enfermedad tipo influenza (ETI) han sido los extremos de la vida, es decir, menores de 5 años y mayores de 60 años; así mismo aquellos portadores de enfermedades asociadas como: obesidad, diabetes, hipertensión, inmunosupresión, etc. También, debido a un fenómeno inmunológico llamado: Cytokine Storm (Tormenta de Citocinas), los grupos de mayor mortalidad han sido los adultos jóvenes (25 a 40 años principalmente).
Si bien hoy en día existen tratamientos farmacológicos para esta enfermedad, la mejor estrategia de prevención del contagio y sus complicaciones, así como la disminución de su impacto en la Salud Pública es la vacunación anual.
Al finalizar Octubre se inicia la distribución del biológico por parte de los laboratorios farmacéuticos, tanto en unidades públicas como privadas. Posterior a su aplicación, en un lapso aproximado de dos semanas, el sistema inmunológico produce los anticuerpos necesarios para, en su caso, poder defender al paciente que ha tenido contagio con un portador de Influenza. En términos reales, la vacuna nos pondera un 70 a 90% de defensa para no cursar con la enfermedad y un 100% para evitar la mortalidad a consecuencia de este padecimiento.
- Medidas correctas de higiene de manos para reducir la microbiota transitoria de las manos, pues el virus de influenza permanece activo de 12 a 48 horas.
- En la atención de un enfermo no hospitalizado y diagnosticado como caso sospechoso, probable o confirmado por cualquier virus de la influenza se recomienda: Designar para las áreas de manejo y utilizar equipo de protección personal que incluye: cubre boca o mascarilla rígida (N95), lentes de seguridad, bata y guantes desechables.
- En áreas de atención para pacientes con sospecha o confirmación de infección por cualquier virus de la influenza, el riesgo de transmisión puede reducirse mediante la combinación de acciones como son:
· Lavado de manos con agua y jabón con frecuencia, si no es posible, uso de alcohol en gel. Ambos con la técnica correcta y los momentos indicados.
· Evitar tocar los ojos, la nariz y la boca.
· Evitar el contacto cercano con enfermos de influenza (1.80m de diámetro) si no se cuenta con las barreras de protección.
· Utilizar mascarilla N95, únicamente por el personal de salud que realiza procedimientos invasivos (contacto con secreciones respiratorias) al paciente con influenza.
· Eliminar el equipo de protección personal desechable utilizado (mascarilla y guantes) en una bolsa de plástico para residuos peligrosos biológico-infecciosos (RPBI).
· Realizar lavados minuciosos de manos con jabón y agua o desinfección con alcohol en gel. Ambos con la técnica correcta y los momentos indicados.
Así es como año con año, durante cualquier mes, pero principalmente en época invernal y de manera sistemática debemos aprender a vivir y convivir con ésta enfermedad que llegó a nuestras comunidades para quedarse, y que la mejor estrategia para “atacarla” es a través de las estrategias preventivas colectivas y personales como las ya referidas.